EL CAZADOR SIN SUERTE

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EL LIBRO DE LOS ERRORES - Gianni Rodari

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ASMR - Cuento Susurrado

Gianni Rodari

Toma la escopeta, Pepe; toma la escopeta y vete a cazar -le dijo aquella mujer a su hijo una madrugada-. Tu hermana se casa mañana y quiere comer polenta y liebre

Pepe tomó la escopeta y se fue a cazar. Pronto vio una liebre que saltaba de unas matas y corría por un campo. Cargó la escopeta, apuntó y apretó el gatillo. Pero la escopeta dijo: <¡Pum!> con voz realmente humana, y en lugar de disparar la bala lejos, la dejó caer al suelo. Pepe  la recogió y se la quedó mirando asombrado. Luego observó atentamente la escopeta, que parecía la misma de siempre, pero que en lugar de disparar había dicho <¡Pum!>  con una vocecilla alegre y viva.

Pepe examinó también dentro del cañón, pero, vamos, ¿Como podía haber alguien escondido allí? Realmente, dentro del cañón no había nada ni nadie. 

-Y mamá quiere comer liebre… Y mi hermana quiere comerla con la polenta…

En aquel momento volvió a pasar la liebre de antes por delante de Pepe, pero esta vez llevaba un velo blanco en la cabeza y flores de azahar en el velo, e iba con la mirada baja y caminaba pasito a paso. 

– Vaya -dijo Pepe-, también la liebre se va a casar. Qué le vamos a hacer. Cazaré un faisán.

En efecto, un poco más allá, en el campo vio a un faisán que paseaba por el camino, tan tranquilo, como en el primer día de caza, cuando los faisanes no saben todavía lo que es una escopeta.

Pepe apuntó, apretó el gatillo y la escopeta dijo: <¡Pam! ¡Pam!> dos veces, como habria hecho un niño con su escopeta de madera. El cartucho cayó al suelo y asustó a unas hormigas rojas, que corrieron a refugiarse bajo un pino. 

-¡Estamos buenos!- dijo Pepe, que empezaba a enfadarse- . Contenta se va a poner mi madre si regreso con el zurrón vacío.

El faisán, que al oír aquel <¡Pam! ¡Pam!> se había escondido en la espesura, volvió a aparecer en el camino y esta vez seguido de sus pequeños, en hilera, que tenían muchas ganas de pasear. Y detrás de todos iba la madre, orgullosa y contenta como si le hubiesen dado el primer premio. 

-Claro, tú sí que estás contenta -murmuró Pepe-. Tú te casaste hace ya tiempo. Y ahora, ¿Qué cazo yo?.

Volvió a cargar la escopeta con mucho cuidado y miró a su alrededor. Solo vio a un gorrión sobre una rama, que silbaba como diciendo: Dispárame, disparame.

Y Pepe disparó. Pero la escopeta dijo: <¡Bang!>, como los niños cuando leen tebeos. Y añadió un ruidito que parecía una risita. El gorrión silbó más alegremente que antes, como diciendo -Has disparado, has oído y te has quedado aturdido-.

Me lo esperaba -dijo Pepe- Se ve  que hoy hay huelga de escopetas. 

-¿Has tenido buena caza, Pepe? -Le preguntó su madre al regreso. 

-Ya lo creo mamá, he cazado tres rabietas de las grandes. Vete a saber lo buenas que estarán con la polenta. 

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