PAPA NOEL SE EQUIVOCA

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Cuentos de Navidad para irse a la cama de Enid Blyton – Parte 1 d 2

Ellen y Jack estaban muy emocionados. Era Nochebuena y, antes de irse a dormir, iban a dejar colgados los calcetines a los pies de la cama. Estaban los dos encantados porque su papá les había dado un par de sus grandes calcetines. Colgaron los calcetines y se metieron en la cama de un salto.

-Tenéis que dormiros enseguida -les dijo su mamá-, porque ya sabéis que Papá Noel no vendrá hasta que no estéis profundamente dormidos. 

Así que Ellen y Jack cerraron los ojos e intentaron quedarse dormidos… y no había pasado mucho rato cuando ya estaban los dos profundamente dormidos y soñando. Ellos dormían sin parar mientras el reloj daba las ocho… las nueve… las diez… y las once.

Todas las personas mayores de la casa se fueron también a la cama. Las luces se apagaron todas, la casa quedó a oscuras.

El perro dormía en su alfombra. El gato dormía en su cesto. Todo estaba en silencio… excepto el fuego del comedor, que de vez en cuando crepitaba cuando las brasas al rojo caían al fondo de la chimenea.

Cerca de medianoche, Ellen se despertó de repente. Se sentó en la cama preguntándose qué podía ser lo que la había despertado. La habitación estaba a oscuras. Jack dormía profundamente. Oía su respiración. Se quedó escuchando atentamente. Pensó que quizá se había despertado porque estaba soñando.

Encendió la luz y miró por toda la habitación. Miró también a los pies de la cama, donde ella y Jack habían colgado los calcetines. Muy decepcionada, vio que estaban totalmente vacíos. 

A lo mejor es que Papá Noel no ha llegado todavía – pensó Ellen, preocupada-. ¡Oh, sería horrible que por la mañana encontráramos los calcetines vacíos!.

Estaba a punto de apagar la luz cuando volvió a oír aquel ruido. Era un ruido muy curioso: como si rascaran o dieran patadas… y entonces oyó un profundo quejido.

«Dios mío! –pensó Ellen-. ¿Qué puede ser eso?

Se inclinó hacia la cama de Jack y le despertó.

Aquel sonido como de rascadas continuaba. Jack se sentó en jcama y le preguntó a Ellen qué era aquel ruido tan raro.

¡Jack – dijo Ellen-, lo único que se me ocurre es que alguien se haya quedado atascado en la chimenea del piso de abajo! 

A mí me parece que ese ruido no puede ser otra cosa. jOh, Jack…!, ¿te imaginas que fuera Papá Noel?

-¡Caramba! – dijo Jack-. ¡Caramba! imagínate que sea él imagínate que se haya quedado atascado! Vamos, Ellen, ¡deprisa! ¡Tenemos que ir a mirar!

Los dos niños se pusieron las batas y las zapatillas, abrieron la puerta de la habitación y empezaron a bajar las escaleras sin hacer ruido. Al llegar al comedor vieron el tenue resplandor rojo del fuego. Oyeron gruñir al perro en la cocina, pues él también había oído aquellos ruidos tan raros.

-¡Mira, mira! dijo Ellen señalando hacia la chimenea- ¡Hay una bota colgando dentro de la chimenea! ¡Míralo!

Efectivamente, allí había una bota… una bota grande y negra… ¡Y estaba puesta en una pierna!.. i Y la pierna no paraba de patalear! Mientras los niños miraban, apareció otra bota por la chimenea.

¡ Es Papá Noel ! – dijo Jack-. En las fotografías y dibujos siempre lleva grandes botas negras. ¡Parece que se haya equivocado de chimenea! , si continúa bajando se puede quemar cuando caiga en el fuego!.

lo apagaré antes de que se queme –dijo Ellen. encendió la luz y fue a la cocina. Abrió el grifo, Ilenó un jarro de agua y lo llevó al comedor. Sin perder tiempo, echó el agua sobre el fuego.

Fsss! Se oyó un chisporroteo y del fuego se levantó una nube de humo negro y espeso. De la chimenea salió una voz asustada:

Hola! :¿Hay alguien ahí? ¡Caramba, este humo me va a hacer estornudar!

-Somos Ellen y Jack dijo Jack–. Sabemos que eres Papá Noel. Hemos apagado el fuego para que no te quemaras. Por eso hay tanto humo, porque le hemos echado agua al fuego. Has bajado por una chimenea equivocada, Papá Noel.

-¡Ay, ay, ay! dijo Papá Noel–. ¿De verdad me he equivocado de chimenea? Veréis, yo tengo un mapa con todas las chimeneas de todas las casas, y las chimeneas por las que tengo que bajar, las que llevan a las habitaciones de los niños, están marcadas con una cruz. amarilla… Pero esta noche el viento se me ha llevado el mapa y no he tenido más remedio que ir adivinando! ¡Y me he equivocado.

Además, estoy atascado.

Nosotros podemos darte un tirón dijo Elen-. Jack puede tirar de una pierna y yo de la otra.

¡Pues ya podéis hacerlo! dijo Papá Noel.

Cada uno agarró una de aquellas piernas con botas negras y tiró con todas sus fuerzas. Papá Noel bajó de golpe y se quedó sentado dentro de la chimenea!

 Era un hombre grande y fuerte vestido de rojo, con una sonrisa deslumbrante y la mirada más bondadosa que los niños habían visto en su vida.

-¡Estas brasas todavía queman! dijo Papá Noel levantándose de un salto. Habéis sido dos niños muy buenos ayudándome. ¿No os importa que me quede aquí un ratito, hasta que el reno que he enviado a buscar el mapa, que se me llevó el viento, vuelva a traértelo?.

 Si continúo intentando adivinar cuáles son las chimeneas acertadas seguro que me equivoco unas cuantas veces más.

-Pues claro que puedes quedarte, todo el tiempo que quieras, Papá Noel dijo Ellen–. Nos encantaría que te quedaras. Voy a buscar unos cuantos bombones para ti.

¿Seguro que las personas mayores no me oirán Y se despertarán? – susurró Papá Noel-. Nunca sé qué decirles a las personas mayores. Soy muy tímido y vergonzoso con ellas. 

 A mí lo que me gusta son los niños… 

(FIN PARTE 1 d 2)

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