CUENTO TRADICIONAL MEXICO – Cuento de Navidad 🎄
En un pueblecito de México, vivía con su madre una niña muy pobre que se llamaba Lucina.
El señor cura sabía que pasaban muchos apuros económicos, y le encargó a la madre de Lucina que tejiese una nueva mantita para que el Niño Jesús del belén que montaban en la
La iglesia no pasase frío.
La madre de Lucina se puso manos a la obra y empezó a tejer la
mantita más hermosa que nunca se hubiese realizado. Pero cuando llevaba la mitad, la madre enfermó, y tuvo que guardar reposo.
Llegó el día de Nochebuena, y la manta no estaba acabada. Lucina no quería que el Niño Jesús pasase frío, y decidió acabar con el encargo de su madre, pero era tan torpe que sólo logró enredar los hilos del tejido, y acabó deshaciendo hasta el trabajo que ya había hecho su madre.
Desesperada y llorando, Lucina se escondió tras unos matorrales, detrás de su casa. No quería que la viera ninguno de sus vecinos, que ya iban a la iglesia para celebrar la Navidad. ¡Qué vergüenza pensar que el Niño Jesús no tendría la nueva manta! Cada vez que pensaba en ello lloraba más y más.
Entonces sintió que detrás de ella se iluminaba todo el cielo, y una gran luz descendía hasta los matorrales. -¿Qué te pasa, pequeña? – preguntó un hombre vestido de blanco, con alas.
Teníamos que hacerle una mantita al Niño Jesús -respondió Lucina, arrobada por la belleza del ángel-, pero mi madre ha enfermado y no la hemos podido acabar.
-No te preocupes, pequeña- la consoló el ser celestial. Llévale al Niño Jesús unas ramas de este matorral tras el que te escondes. Eso será la mantita del Niño Dios.
Lucina no acababa de comprender a qué se refería el ángel, pero arrancó unas cuantas ramitas y siguió a sus vecinos hasta la iglesia. Al ver al Niño Jesús desnudito en el pesebre, se acercó con las ramitas… y vio que milagrosamente las ramas empezaban a forecer, con unas fores de color rojo intenso que parecían estrellas.
Lucina dejó aquellas hermosas flores que habían crecido en sus manos a ambos lados del pesebre del Niño Jesús, y le pareció que éste ya no pasaba frío y que le sonreía.
Cuando acabó la misa, Lucina se apresuró a volver a casa, para ver a su madre enferma… pero gracias a la bondad del Niño Jesús ya se había curado.
Y desde ese año, la gente se regala la flor de Nochebuena unos días antes de Navidad, para atraer la felicidad y el amor a su casa.