El pescador y su mujer

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Existía un pescador que vivía en una choza con su mujer, todos los días lanzaba su anzuelo continuamente. Un día vio el anzuelo hundirse en lo más profundo, y saco un barbo, y este le suplico que no le quitara la vida alegando que era un príncipe encantado. El pescador lo soltó. De regreso en la choza la mujer le pregunta si no ha pescado nada. Y él le contesto que no, solo un barbo que me dijo ser un príncipe encantado, ¿y no le pediste nada? Pregunto la mujer, pues iras y pedirás algo, el pescador regresa al agua y la vio amarilla y verde, y dijo:

 

Me ordeno, me ordeno, bonito pez, pequeño vecino, mi bella Isabel grita y se enfurece, es preciso darle lo que merece. El pez avanzo hasta y le dijo ¿qué quieres? Mi Isabel está cansada de vivir en una choza, dadle una mejor casa de madera. Hecho, Al regresar ya no estaba la choza, sino una casa pequeña, y su mujer sentada en la puerta, esto está mucho mejor. A los quince días la mujer del pescador pensó, esta casa es muy pequeña, busca al barbo, es preciso que nos dé un palacio. Sin querer hacerlo, fue al agua de nuevo y grito: me ordeno, me ordeno, bonito pez, pequeño vecino, mi bella Isabel grita y se enfurece, por favor darle lo que merece. ¿Qué quiere tu mujer dijo el barbo? Quiere un palacio. Ve ya está. Al regresar el pescador encuentra a su mujer en un gran palacio, ella lo tomo de la mano y le dijo ven entra conmigo, vio que todo estaba muy adornado, un hermoso palacio. ¿No es todo muy hermoso dijo la mujer? Bien dijo el pescador quedémonos acá. A la mañana siguiente la mujer ve la ciudad y despertando al pescador le dijo, creo que podríamos ser reyes, quiero ser reina, busca al barbo por favor. El hombre apesadumbrado del deseo de su mujer fue al mar, que estaba de color gris, el agua subía a borbotones y tenía un olor fétido y dijo: me ordeno, me ordeno, bonito pescado, pequeño vecino, mi bella Isabela grita y se enfurece, es preciso darle lo que merece. Y ¿Qué quiere tu mujer dijo el barbo? Quiere ser reina contesto el pescador. Al regresar encontró multitud de soldados y trompetas, una corte real, y llevaba en la cabeza una corona de oro. Ya eres reina, a lo cual dijo ella, ahora quiero ser emperatriz busca al barbo. Más preocupado llego al mar que estaba negro y hervía a borbotones, y el viento soplaba violentamente. Ordeno, ordeno, bonito pez, pequeño vecino, mi bella Isabel grita y se enfurece, darle lo que merece. ¿Y qué quiere? Mi mujer quiere ser emperatriz, listo. Al regresar se encontró con un palacio de mármol, y tenía una enorme corona de oro y piedras preciosas. Ahora eres emperatriz, se fueron a acostar pero la mujer no estaba contenta su ambición era grande, ve a buscar al pez, y dile que quiero ser como Dios. El barbo no puede hacer eso dijo de rodillas a sus pies, conténtate con ser emperatriz le rogo. Ella echo a llorar, y él se puso en camino. En el mar la tempestad era terrible, olas negras, y gritando dijo las palabras de siempre. ¿Qué quieres tu amigo dijo el barbo? Mi mujer quiere ser semejante a Dios dijo él. Vuelve a casa dijo el pez, y la encontraras en la choza, regreso muy feliz a su choza, y hasta hoy viven felices, tranquilos y contentos allí.

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