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La fiesta sorpresa de Winnie the Pooh

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El día más feliz de Winnie the Pooh: la fiesta que le preparó Christopher Robin 🥰Una historia de amistad y gratitud – Parte 2

(IR A LA PRIMERA PARTE)


Cuando ya casi habían comido lo suficiente, Christopher Robin dio unos golpes en la mesa con la cuchara y todo el mundo se calló y se quedó quieto menos Rito, que tenía hipo y no sabía cómo parar.

Esta fiesta -dijo Christopher Robin-, es una fiesta para celebrar lo que hizo alguien que todos sabemos quién es, y todos sabemos lo que hizo y yo le he traído un regalo que está aquí. – Buscó a su alrededor y murmuró: «¿Dónde está?»

Mientras Christopher Robin buscaba el regalo, Igor tosió gravemente y comenzó a hablar.

-Amigos -dijo-, es un gran placer, o quizá debería decir que, por lo menos hasta ahora, ha sido un gran placer teneros en mi fiesta. Lo que hice no tuvo importancia. Cualquiera de nosotros, excepto Conejo y Búho y Kanga, hubiera hecho lo mismo. ¡Ah, y Pooh! Este comentario no es naturalmente aplicable a Piglet ni a Rito porque son demasiado pequeños. Cualquiera de vosotros hubiera hecho lo mismo. El azar quiso que fuera yo y no otro. Ciertamente no lo hice con el propósito de obtener lo que Christopher Robin está buscando ahora -y, llevándose la pata delantera al hocico, susurró en voz alta: «mira debajo de la mesa»-; lo hice porque creo que todos tenemos que ayudarnos lo más posible. Creo que todos sabemos.

-¡Hip! -Rito no pudo evitar el hipo.

-¡Rito, querido! – le reprochó Cangu.

-¿He sido yo? -preguntó Rito algo sorprendido.

-¿De qué está hablando Igor? – murmuró Piglet al oído de Pooh.

-No sé -respondió Winnie the Pooh deprimidísimo.

-Yo creía que ésta era tu fiesta.

-Yo también lo creía, pero ya ves que no.

-Yo preferiría que fuera tu fiesta en vez de la de Igor

-dijo Porquete.

-Y yo -dijo Pooh.

-Hip -hizo Rito de nuevo.

-COMO IBA DICIENDO -dijo Igor con voz estentórea-. Como iba diciendo cuando me han interrumpido ruidos diversos, creo que todos debemos..

-¡Aquí está! -exclamó Christopher Robin-. Pasádselo a Pooh. Es para Pooh.

-¿Es para Pooh? – dijo Igor.

-Naturalmente, el Mejor Oso del Mundo.

-Tenía que haberlo supuesto -dijo Igor-. Después de todo, no sé de qué me quejo. Tengo amigos. Ayer mismo alguien me dirigió la palabra. Y no hace ni una semana que Conejo chocó conmigo y dijo: «¡Canastos!» Una intensa vida social. Siempre está pasando algo.

Nadie le escuchaba; estaban todos diciendo: «Ábrelo, Pooh», «Quées, Pooh?» y «Yo sé lo que es» y «¡No lo sabes!» y otros comentarios igualmente interesantes. Por supuesto, Winnie the Pooh estaba intentando abrir el paquete lo más deprisa posible sin romper la cuerda, porque nunca se sabe cuándo va uno a necesitar un trozo de cuerda. Por fin, lo consiguió.

Cuando Winnie the Pooh vio lo que era, casi se cae de la emoción. Era un estuche de lápices especial. Había lápices de todas clases; había un sacapuntas para sacar punta a todos los lápices; había una goma para borrar las faltas de ortografía; había una regla para hacer rayas y líneas y poder escribir derecho, y en la regla estaban marcados los centímetros y los milímetros por si alguien quería saber cuánto mide cualquier cosa. 

También había lápices azules y lápices rojos y lápices verdes, por si alguien quería decir algo especial en rojo o en azul o en verde. Y todas estas cosas venían metidas en pequeños bolsillos, cada una en el suyo, dentro del estuche especial que se cerraba de golpe y hacía «clic». Y todo, todo, era para Pooh.

-Oh -dijo Pooh.

-Oh, Pooh! -dijo todo el mundo menos Igor.

-Gracias! -susurró roncamente Pooh.

Igor murmuraba para sí: «Esto de escribir. Lápices y bobadas. No sé qué le ven. Ya no saben qué inventar. Un aburrimiento»

Más tarde, cuando todos le habían dicho «Adiós» y «Gracias» a Christopher Robin, çwinnie the Pooh y Porquete caminaron hacia casa juntos y pensativos en el atardecer dorado, y durante un buen rato guardaron silencio.

-Cuando te despiertas por la mañana, Pooh -dijo Piglet-, ¿qué es lo primero que piensas?

-¿Qué hay para desayunar? – dijo Pooh-. Y tú, ¿qué es lo primero que piensas?

– Pues yo lo primero que pienso es: ¿qué cosa emocionante pasará hoy? -dijo Piglet.

Winnie the Pooh asintió gravemente.

-Es lo mismo -dijo.

FIN

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