POOH salva a RITO de ahogarse

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Christopher Robin dirige una expedición al Polo Norte – Cápitulo VIII – Parte 2 de 2 🧸 Episodio 16

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¿Tenéis todos comida? -preguntó Christopher Robin con la boca llena.

-Todos menos yo -dijo Igor-, como siempre. Miró a su alrededor con melancolía. -¿No habrá nadie sentado sobre un cardo, por casualidad?

-Me parece que no -dijo Pooh levantándose y mirando bajo su trasero-. ¡Huy, ya lo creo! ¡Ya me parecía a mí!

-Gracias, Winnie the Pooh . Si has terminado ya de utilizarlo… se acercó donde había estado Pooh y se puso a comer.

No les hace ningún bien, sabes, tener a alguien sentado encima -explicaba mientras iba masticando Les quita frescura. Recordado la próxima vez, todos vosotros. Un mínimo de consideración, un mínimo de pensar en los demás. Hace toda la diferencia.

Tan pronto como acabó su almuerzo, Christopher Robin susurró algo al oído de Conejo y éste dijo «Sí, sí, claro» y se fueron juntos un poco más allá.

-No quería que oyeran los otros – dijo Christopher Robin.

– Naturalmente -dijo Conejo dándose importancia.

-Verás, me preguntaba; es sólo que… Conejo… por casualidad, ¿tú no sabrás qué aspecto tiene el Polo Norte?

-Bueno -dijo Conejo atusando sus bigotes, ahora que me lo preguntas.

-Yo antes lo sabía, pero se me ha olvidado.

-Es curioso -dijo Conejo-, porque a mí también se me ha olvidado, aunque en algún momento lo he sabido.

-Supongo que no es más que una especie de palo clavado en el suelo.

-Tiene que ser un palo clavado en algo porque los polos son palos clavados en caramelos helados y, si se llama Polo Norte, será porque está clavado en alguna cosa que se llama Norte, y tiene que estar clavado en el suelo porque es el mejor sitio para clavar palos.

-Eso es lo que yo pensaba Conejo.

Lo único que nos falta saber es dónde está ese palo -dijo Robin.

– Eso es lo que estamos buscando – dijo Christopher

Volvieron donde estaban los demás. Piglet, tumbado de espaldas, dormía apaciblemente. Rito se estaba lavando la cara y las manos en el arroyo, mientras Kanga, llena de orgullo, explicaba que ésta era la primera vez que Rito se lavaba solo y Búho contaba a Kanga una interesante anécdota, llena de palabras larguísimas como «enciclopedia y «rododendro», a la cual Kanga no prestaba la más mínima atención.

-No estoy de acuerdo con tanto lavoteo -gruñó Igor-. Estas manías modernas no me parecen recomendables. ¿Tú qué opinas, Winnie the Pooh?

-Bueno, yo… -dijo Winnie the Pooh. Pero nunca sabremos lo que opinaba Pooh porque, de pronto, se oyó un chillido de Rito, un salpicón y un grito de alarma de Kanga.

-Ya lo decía yo – dijo Igor-. Eso le pasa por lavarse.

-¡Rito se ha caído al agua! -gritó Conejo. Y Christopher se acercó corriendo para rescatarle.

-¡Mirad cómo nado! chillaba Rito desde el centro del arroyo mientras el agua le llevaba río abajo.

-¿Estás bien, hijo? -preguntaba Kanga llena de inquietud.

Si. ¡Mira cómo na..! y una cascada lo mandó varios metros más abajo.

Todo el mundo trataba de ayudar. Piglet, totalmente despierto ya, saltaba una y otra vez diciendo «; Vaya por Dios!» y «Ay mi madre!»; Búho explicaba que, en un caso de Inmersión Repentina y Temporal, lo importante es mantener la cabeza por encima del nivel del agua; 

Kanga saltaba a lo largo de la orilla preguntando: «¿Estás seguro de que estás bien?», a lo que Rito respondía: «;Mira cómo nado!»; Igor se había vuelto de espaldas justo en el sitio donde Rito había caído al agua en un principio y, dejando su rabo en la corriente, seguía refunfuñando para su coleto y diciendo:

-Tanto lavarse y mira lo que pasa, pero agárrate a mi rabo y te sacaré de ahí.

Christopher Robin y Conejo pasaron corriendo por delante de Igor y se dirigieron río abajo a donde estaban los demás.

-Tranquilo, Rito, ya vengo! gritó Christopher Robin. 

-¡Chicos, hay que poner algo cruzado de lado a lado del arroyo, más abajo! -gritó Conejo.

Pero Pooh ya tenía la solución. Por debajo de donde flotaba Rito cruzó un palo larguísimo hasta la otra orilla, donde Kanga tomó el otro extremo, y entre los dos lo sujetaron a la altura del agua; Rito, que bajaba chillando » Mira cómo nado!», se topó finalmente con el palo, se agarró y salió enseguida.

-¿Habéis visto cómo nadaba? – repetía Rito, mientras Kanga le frotaba bien y le echaba una bronca-. Winnie the Pooh, ¿has visto cómo sé nadar? Eso se llama nadar, lo que yo hacia.

Conejo, ¿has visto lo que hacía? Nadar. Hola. Piglet, ¿sabes lo que he estado haciendo? Nadando. Christopher Robin, ¿has visto…?

Pero Christopher Robin no le escuchaba, estaba mirando a Winnie the Pooh.

-Winnie the Pooh, ¿dónde has encontrado ese palo?

Winnie the Pooh  miró el palo que tenía entre las zarpas.

-Por ahí -dijo-. Pensé que sería útil; por eso lo recogí.

-Winnie the Pooh  -dijo Christopher Robin con solemnidad-, la Expedición ha terminado. ¡Has encontrado el Polo Norte!-

-Oh! -dijo Winnie the Pooh .

Igor seguía sentado con el rabo dentro del agua cuando los demás volvieron junto a él.

-Que alguien le diga a Rito que se dé prisa -dijo-; se está enfriando el rabo. No quería decirlo, pero lo digo. No quería quejarme, pero se me está enfriando muchísimo el rabo

-Aquí estoy. – dijo Rito.

-¡Ah, estás ahí!

-¿Me viste nadar?

Igor sacó el rabo del agua y lo sacudió de lado a lado.

Tal como esperaba -dijo-. Se ha quedado insensible. Bueno, dado que a nadie le importa, supongo que es igual. Pobre Igor. Déjame que lo seque -dijo Christopher Robin sacando su pañuelo del bolsillo.

Gracias, Christopher Robin. Tú eres el único que parece entender de rabos. Ellos no piensan. Eso es lo que les pasa. No tienen imaginación. Para ellos un rabo no es un rabo, sino un pedazo extra en la espalda.

-No te preocupes, Igor -dijo Christopher Robin frotando fuerte-. ¿Está mejor ahora?

-Vuelve a parecerse a un rabo. Vuelvo a notarlo; no sé si me entiendes.

-Hola, Igor -dijo Winnie the Pooh, que llegaba con su palo.

-Hola, Winnie the Pooh . Gracias por interesarte. Supongo que podré volver a usarlo dentro de un par de días.

-¿Usar qué? -Lo que estamos hablando.

-Yo no estaba hablando de nada -dijo Pooh desconcertado.

-Perdón, creí que estabas diciendo lo mucho que sentías que mi rabo se hubiera quedado insensible y que si podías ayudar en algo.

-No -dijo Winnie the Pooh -, no era yo. – Se quedó un momento pensativo y sugirió: Quizá era otra persona.

-Bueno, dale las gracias de mi parte cuando la veas. -Winnie the Pooh Se quedó mirando a Christopher Robin.

– Pooh ha encontrado el Polo Norte -dijo Christopher Robin-. ¿No es estupendo?. Winnie the Pooh  miró al suelo con modestia.

-¿Es eso? -preguntó Igor.

-Sí -dijo Christopher Robin.

-¿Es eso lo que buscábamos?

-Sí -dijo Winnie the Pooh .

-¡Oh! -dijo Igor-. Bueno, por lo menos no ha llovido. 

Clavaron el palo en el suelo y Christopher Robin le colgó un letrero que decía:

PoLO NorTE
DiscoVIErto Por Winnie the Pooh 
Winnie the Pooh  Lo ENCUENTRÓ

Después se fueron todos a casa y, me parece, pero no estoy seguro, que Rito tomó un baño caliente y se fue derecho a la cama. Pero Winnie the Pooh, que se sentía muy orgulloso de su hazaña, se puso a comer miel para recuperar energías.

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