Un asno, al ver que se acercaba un lobo y no podía escapar de su enemigo temido, simuló estar cojo.
El lobo se acercó y le preguntó la causa de su cojera. El asno respondió que al saltar un cercado se había clavado una espina y que prefería morir antes que seguir soportando un dolor tan agudo.
-Quíteme, por favor, esta espina, señor Lobo y devóreme cuando guste, sin miedo a lastimarse la boca.
El lobo se dejó convencer mansamente; pero, al levantar la pata del borrico para examinarla recibió una coz tan fuerte que se quedo sin un solo diente.
El lobo, mal herido, dijo llorando su desventura:
-Bien merecido lo tengo porque, siendo mi oficio de carnicero ¿Cómo se me ocurrió hacer de curandero?
No tiene juicio quien deja el propio por ajeno oficio
6 Moralejas / Enseñanzas de la fábula El asno y el lobo
Es importante recordar que cada uno de nosotros tiene habilidades y talentos únicos que nos hacen valiosos en nuestro trabajo actual. Siempre podemos aprender nuevas habilidades y crecer en nuestro oficio actual, pero nunca debemos abandonarlo por completo.
Aprendimos una valiosa lección: no debemos abandonar nuestra profesión por otra ajena.
La historia del asno y el lobo nos enseña que la astucia puede ser una gran aliada en momentos de peligro. ¡Nunca subestimes tu inteligencia!
El lobo cayó en la trampa del asno y perdió todos sus dientes. ¿La moraleja? No te dejes engañar por las apariencias y piensa antes de actuar.
Nos recuerda que cada uno debe enfocarse en su propia profesión y no intentar ser algo que no es. ¡Sé fiel a ti mismo!
Nos dejó una gran enseñanza: nunca abandones tu oficio por otro que no te corresponde. ¡Sé tú mismo y triunfarás!
¡Qué gran manera de terminar el episodio! La fábula del asno y el lobo nos dejó una valiosa lección que aplicar en nuestra vida diaria.
¡Hasta la próxima!