La gallina de los huevos de oro

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Hace mucho tiempo existió un granjero que adoraba el dinero, era muy codicioso, tenía gallinas y vendía sus huevos, y todo lo que se ganaba lo almacenaba en un calcetín que tenía muy oculto. A pesar de tener un negocio prospero el granjero siempre quería más, era muy codicioso, y siempre estaba pensando en la forma de ganar más dinero y hacerse rico rápidamente, buscaba las oportunidades y vivía pendiente de sus gallinas, incluso era cruel y sacrificaba a las que no ponían huevos al ritmo que él quería. Así trascurría su vida siempre deseando más y más dinero, deseando conseguir la forma de hacerse rico rápidamente.

En una mañana de labor donde se encontraba recolectando los huevos de gallina, se llevó la más grata sorpresa de su vida, sus plegaria habían sido contestadas por la providencia, y es que una de sus gallinas había puesto un huevo dorado, al examinarlo con detenimiento se pudo dar cuenta que era un huevo de oro, emocionado el hombre pensó, con esta gallina me voy a hacer tan rápidamente rico como lo he deseado siempre. No se permitió tiempo para celebrar su buena fortuna.

Tomo el huevo cuidadosamente y lo oculto para protegerlo de los ladrones, lo llevo a la ciudad para poder venderlo a una tienda de joyas, recibió una gran cantidad de dinero inimaginable, la verdad es que aquel hombre nunca había recibido tanto dinero junto en toda su vida, como siempre todo lo guardo dentro de su calcetín, y se acostó pensativo he inquieto, esa noche casi no pudo dormir ansioso.

Al día siguiente sintiendo que había sido una larga noche, se fue al corral a ver si la gallina había puesto otro huevo similar al anterior, y para su buena fortuna he allí otro huevo de oro, tomo a la gallina la acaricio y se llevó el huevo he hizo lo mismo que la vez anterior, realizo el viaje a la ciudad, y vendió el huevo a una tienda de joyas, recibió otra inmensa cantidad de dinero, y al regresar tomo el calcetín y allí coloco sus ganancias de ese día, para resguardarla, ya estaba pensando en usar otro calcetín, pero a este le quedaba espacio.

Pero aquel hombre impaciente y codicioso pensó en voz alta, porque tengo que esperar hasta mañana para hacerme rico, quiero recoger un huevo ya, el granjero tomo su silla y se sentó al lado de la gallina a esperar que pusiera otro huevo, se impaciento y le grito a la gallina, porque no pones otro huevo de oro. La gallina inocente continúo dando picotazos al suelo donde se encontraba su grano favorito, y allí continúo hasta muy tarde en la noche y nada de huevo de oro.

Sin límites en su codicia continuo pensativo, maquinando como podía tener más oro, y fue cuando razono, si pone huevos de oro es porque por dentro es de oro, y fue cuando decidió darle muerte a la gallina y sacarle todo el oro que tenía por dentro. Así que de manera cruel y sin piedad, tomo a la gallina y la mato, de modo que apresuradamente se dispuso a abrir la gallina para encontrar su mina de oro, para su decepción solo encontró los órganos convencionales de cualquier gallina común.

Y dándose cuenta que quedo sin gallina que le pusiera los huevos de oro, el codicioso granjero lloro amargamente en su gran decepción, caminando de un lado a otro apesadumbrado gritaba, he asesinado a la gallina de los huevos de oro, he perdido mi oportunidad de ser rico rápidamente.

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