La bruja que consiguió flotar

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Tendida en la hierba junto al rio se encontraba una bruja, la bruja Calixta que estaba repasando algunos hechizos de su libro. La jefa de las brujas le había ordenado que comenzara a practicar algunos hechizos y encantamientos, pero hacía mucho calor y a la bruja no le agradaba la idea de practicar, pero en su aburrimiento, la bruja terminó leyendo el libro.

Inició su lectura al mismo tiempo que bostezaba:

¿Cómo convertir una rana en un príncipe? – leyó de manera interrumpida por los bostezos – Tres cucharadas…de polvo de luna, agréguese también, jugo de murciélago…

La bruja Calixta se dejó caer sobre la hierba y con la mirada hacia el cielo comenzó a observar cuidadosamente las nubes que flotaban delicadamente.

Me encantaría ser como una de esas nubes que flotan en el cielo ¡Excelente idea! ¡lo haré! aprenderé a flotar como una nube.

En ese momento comenzó a ojear las páginas del libro y a buscar rápidamente algún hechizo que la ayudara con su nueva idea, hasta que lo consiguió. Encontró en el libro un hechizo que decía: “¿Cómo convertirse en una nube?”.

Como una nube de algodón que flota en el cielo así quiero ser yo ¡Abrakadabra!

¡Puffff!, de repente Calixta comenzó a subir y subir cada vez más hacia el cielo donde flotaban las nubes, hasta flotar serenamente entre ellas.

­ – Ahhhh, pero que bien se siente flotar, si mi jefa pudiera verme en este momento.

­ – Que extraño ¿Qué será esa pequeña mancha negra tan peculiar que se ve en el cielo? – Se preguntaba la gente al ver a la bruja flotando en el aire.

Y justo en ese instante, el encantamiento perdió su efecto y de repente Calixta comenzó a caer cada vez más hasta terminar en el río.

­ – ¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Me ahogo!

Y entonces ¿Por qué no aprendes a nadar? – preguntó una rana que veía como Calixta intentaba salir del agua.

Pues porque no quiero nadar ¡quiero flotar! – contestó la bruja – A ver, a ver, aparte de las nubes ¿Qué otras cosas pueden flotar? ¡Ya se! ¡Un barco! Voy a buscar algún hechizo que pueda darme un barco.

Nuevamente comenzó a buscar en su libro y finalmente encontró un encantamiento que podía darle un barco y decía de la siguiente manera:

Haz que aparezca un barco en medio de este río, pues en el me tenderé y de esa manera flotaré.

¡Puffff! Entonces frente a los ojos de Calixta apareció de repente una pequeña barca roja que se encontraba en la orilla del río. La bruja se subió a la pequeña barca y se alejó de la orilla adentrándose cada vez más en el río hasta que se encontró justo en el medio de él.

Que maravillosa y agradable sensación.

Pero de repente, Calixta se dio cuenta de que algo frío y mojado le estaba empapando los pies

¿Qué será esta sensación? – se preguntó.

Al reaccionar y ver hacia abajo se dio cuenta de que la pequeña barca se estaba llenando de agua. La bruja, rápidamente comenzó a sacar el agua del bote con el sombrero, pero era inútil, el agua subía más y más; y la barca se iba hundiendo cada vez más rápido, hasta que ya el bote no podía verse.

¡Ayuda! ¡Ayuda!

¿Por qué siempre terminas en el agua? – se burló la rana – deberías aprender de una vez por todas a flotar como yo.

Eso intento – contestó Calixta – pero a mi no me resulta tan fácil.

Ven, vamos a intentarlo ¡Anímate! – le dijo la rana.

La rana se tendió de espaldas en el agua y la bruja lo intentó también, Calixta aprendió a flotar rápidamente gracias a que la rana sabía enseñar muy bien.

Esto es mejor que esos tontos encantamientos que no sirven para nada – dijo Calixta mientras flotaba tranquilamente en el río. En tanto que, en la orilla, permanecía abandonado el libro de hechizos.

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