Fábula de Esopo - Fábula con moraleja
Fábulas de Esopo
Un cojo y un ciego llegaron a la orilla de un rio que forzosamente tenian que cruzar; pues, careciendo de puente, no les quedaba otro remedio. Ante esta dificultad inesperada, el cojo dijo a su compañero.
-Aquí hay un vado bastante bueno, más, a decir verdad, mis piernas no me permiten cruzarlo.
-Yo pasaría si pudiese ver, pero como me falta la vista temo resbalar y ahogarme en él. ¡Qué podemos hacer, Dios mío, qué hacer! -dijeron casi a coro.
Al momento el cojo, reaccionando, agregó:
-¡Tengo una magnífica idea! Verás, tus piernas serán mi sostén y mi vista, nuestra guía. Ayudándonos mutuamente pasaremos sin dificultad a la otra orilla.
En efecto, el cojo se acomodó lo mejor que pudo sobre los hombros del ciego y así ambos alcanzaron felices y seguros la otra ribera, llegando a la ciudad antes del tiempo calculado.
Moralejas
Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos.
Alejandro Magno