Érase una vez un niño de escasos recursos, cuyo nombre era Tom, vivía en las calles pidiendo ayuda, y realizando trabajos a la gente de la ciudad, era un niño muy bueno a pesar de vivir en la calle, no tenía juguetes y algunas veces pasaba hambre. Un día en sus recorridos por la ciudad se le ocurrió acercarse al castillo, para mirar a los disciplinados guardias y espera el cambio de guardia, a pesar del frio que estaba haciendo en la calle, pues admiraba a la guardia real siempre tan impecable, disciplinada y bien vestida, deseaba ser uno de ellos cuando fuera mayor.
Uno de los orgullosos guardias cuando lo vio todo sucio y con esos harapos viejos que usaba de ropa, le dijo vete muchacho por favor, temeroso y obediente, el joven Tom se disponía a irse cuando alguien le dio la voz de alto, sorprendido se quedó inmóvil, respondiendo al llamado de aquel que le hablaba.
Quien le hablo en ese momento resulto ser nada más y nada menos que el príncipe del reino un niño de su misma edad, con un parecido extraordinario a él , no te vayas ven quédate a jugar conmigo por favor.
El muchacho Tom acepto, el príncipe Eduardo y Tom se quedaron compartiendo, y la pasaron muy bien juntos, fue allí cuando se vieron al espejo y se dieron cuenta de su increíble parecido, Tom se limpió la cara y el príncipe Eduardo se quitó la corona de su cabeza, y no había forma de diferenciar a uno del otro, los dos dijeron al mismo tiempo, somos idénticos.
El príncipe Eduardo aburrido de la vida monótona del palacio le ofreció al joven mendigo un trato que consistía en cambiarse con él por un día, explico, no entiendo porque tu siendo tan pobre eres tan feliz y yo siendo rico estoy tan aburrido y triste.
El joven Tom no podía creer lo que estaba escuchando, dejar todo ese lujo para vivir en la miseria, era algo que no le cabía en su cabeza, pero para complacer al príncipe pacto con él, y acepto la proposición. Cambiaron de ropa y el príncipe se fue vestido como Tom, quien rápidamente se acostumbró a los lujos del palacio, comía lo que quería, dormía bien abrigado, estaba limpio y toda la gente le rendía pleitesía, no podía pedir nada más, además estaba lleno de juguetes y libros, le tocaban tonadas exclusivas, y disfrutaba especialmente del jardín. Lo mismo Eduardo disfruto de jugar con otros niños, de poder trabajar en la calle una experiencia distinta.
Pero el rey estaba muy enfermo y había un conde que ansiaba el trono, descubrió que Tom no era el príncipe y lo secuestro y lo encerró, y dijo que el príncipe había desaparecido, y se hizo del poder. Pero un guardia leal conocía el secreto del príncipe, se dispuso a encontrarlo para solucionar el enredo, le conto a la familia de Tom pero no le creyeron, Tom por su lado logro escaparse de su celda para interrumpir la coronación del malvado conde, a ese mismo tiempo los padres de Tom se convencieron y se acercaron a palacio, unidos derrocaron al conde frustrando sus ambiciones, el conde fue condenado a muerte, cuando vieron al príncipe vestido como mendigo y a Tom, se asombraron con su parecido, nadie lo podía creer, eran dos gotas de agua realmente, Eduardo fue coronado, y Tom fue hecho caballero noble, de ese modo la vida del joven mendigo Tom cambio para siempre, y Eduardo fue un gran rey que vivió muchos años.